domingo, 19 de julio de 2009





"El que aspira a parecer, renuncia a ser" Cap.IV. Los Caracteres Mediocres - IV.La Dignidad. El hombre mediocre - José Ingenieros (1877-1925).

El que aspira a ser águila debe mirar lejos y volar alto; el que se resigna a arrastrarse como un gusano, renuncia al derecho de protestar si lo aplastan.

La dignidad estimula toda perfección del hombre; la vanidad acicatea cualquier éxito de la sombra. El digno ha escrito un lema en su blasón: lo que tiene por precio una partícula de honor, es caro. El pan sopado en la adulación, que engorda al servil, envenena al digno. Prefiere, éste, perder un derecho a obtener un favor; mil años le serán más leves que medrar indignamente. Cualquier herida es transitoria y puede dolerle una hora; la más leve domesticidad, le remordería toda la vida.

Cuando el éxito no depende de los propios méritos, bástale conservarse erguido, incólume, irrevocable en la propia dignidad.

Los caracteres dignos permanecen solitarios, sin lucir en el anca ninguna marca de hierro; son como el ganado levantisco que hociquea los tiernos tréboles de la campiña virgen, sin aceptar la fácil ración de los pesebres. Prefieren estar solos, mientras no puedan juntarse con sus iguales.

Descartes dijo que se paseaba entre los hombres como si ellos fueran árboles; y Banville escribió de Gautier: " Era de aquellos que bajo todos los regímenes, son necesaria e invenciblemente libres: cumplía su obra con desdeñosa altivez y con la firme designación de un dios desterrrado".-

Con esta obra, José Ingenieros se propone condenar al servilismo y domesticidad del hombre rutinario y carente de ideales; destacando las virtudes del hombre moral o espiritual.-

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